Con la panza, en la panza








Existen etapas que son simplemente indescriptibles, imposibles de poner en palabras. Etapas que te llenan de sensaciones tan grandes, nuevas y abrumadoras que catalogarlas o tratar de encontrarles una semejanza sería solo desacreditarlas de su valor original, banalizarlas. El embarazo es una de ellas.




De lejos miras a esa chica que camina gracioso con una panza claramente inflada, no tienes que mirarla dos veces para darte cuenta que esta embarazada. Tal vez la agarres en un dia hermoso y la veas radiante y feliz, es entonces cuando pensarás "Que felicidad debe ser estar embarazada" o de repente tienes la mala suerte de topartela unos días antes de dar a luz, es ahí cuando la verás con la cara hinchada, con ojeras, renegando... seguro de lo mucho que ya pesa. Entonces sera más oportuno que pienses "que dificil debe ser estar embarazada". La verdad es que no es tan blanco o negro y que lo que ves no es ni el 1% de lo que le sucede a una embarazada. La panza no es lo único que crece, somos un mundo infinito de variantes y complejidades.



La gestante no necesita haber estudiado medicina, ni mucho menos haberse especializado en ginecología para saber y entender, de una manera extraña, lo que le esta sucediendo. Reconoce cual es la rodilla...la cabecita...las manos y los pies. Entiende por qué de pronto ella llora y se emociona... también comprende su excesivo estado de alerta. Siente si será hombre o mujer antes de que se lo digan. Aprende a diferenciar de cuando duerme, juega o esta incómodo. Todo esto... y aún ni siquiera lo ve. Pero nadie dice que es una cosa fácil de llevar, nuestro cuerpo y nuestra mente están en revolución y es necesario darle un poco de armonía.

Es así como llegue hasta Karin, quien se encarga de ayudarme a darle a mi cuerpo, mi chanchi y mi mente unos momentos de tranquilidad (habría que recalcar que la tranquilidad no es precisamente una característica primordial del embarazo). Las clases se tratan de una preparación en técnicas de respiración, relajación y visualización para el trabajo de parto; así como ejercicios físicos para mantenerse en un buen estado de salud. Trabajamos con pelotas (balones fisioterapéuticos) que son la clave de la felicidad para cualquier embarazada del mundo. Es increíble como te identificas con su forma y lo noble y bondadosas que pueden ser con alguien tan pesada y adolorida.

Los lunes y miércoles son días muy lindos: el papi llega de trabajar temprano así que podemos almorzar con tranquilidad, conversar, compartir... A las 6 de la tarde ya estamos listos para salir. Llegamos a la clase a las 6.30 y el papi, después de darme un beso y esperar que entre, se pone su música y decide irse una hora y media a caminar (a veces hay cosas que hacer...a veces simplemente no las hay). Durante la clase una se relaja muchísimo y por ende puede sentir de una manera más clara a su chiqui. Agustín se divierte horrores, se mueve como si estuviera en plena fiesta y de la emoción le da hipo...toda una pachanga para él. También conversamos entre panzonas... (Hay un restaurante cerca y parece que el pollo sale alrededor de las 7, es gracioso levantar la cabeza como para oler el pollo y darte cuenta que todas las demás están haciendo lo mismo) una se ríe al darse cuenta que las cosas que sientes y piensas no son tan locas como creías y que mas bien es una sensación o preocupación colectiva. De pronto dejaron de mirarte como si estuvieras hablando chino y recibes una respuesta en tu mismo lenguaje. A las 8 en punto él esta abajo esperándome... (aaaay) siempre con alguna sorpresa... o un libro...o un juguito (de mango con chirimoya y granadilla que venden por ahí cerca) y si le da la chiripiolca un chocolate (es que estoy a dieta y supuestamente no debería comerlos). A veces simplemente con lindísimas novedades puesto que se la pasó recorriendo todas las tiendas de bebes y librerías.

Lo interesante de todo esto es que los beneficios de la clase no son solo los ya mencionados, sino también esta oportunidad que nos brinda a los dos de experimentar cada uno por su cuenta un momentito de anhelo y de reflexión con relación a Agustín, que luego en un viaje de regreso a casa se convierte en sensaciones nuevas e interesantes ideas que poder compartir.



Entonces si de lejos miras a esa chica que camina gracioso y tiene la panza inflada simplemente mándale una sonrisa; una sonrisa que refleje tu ingenuidad con respecto al asunto, una sonrisa aceptando la complejidad que significa esa panza y por ultimo una sonrisa que intente calmar un poco toda esa revolución que, ahora sabes, trae la futura mamá.

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